Resucitar con Cristo.


A nuestro alrededor estamos escuchando una serie de conceptos optimistas que consciente o inconscientemente también nosotros los agregamos a nuestras conversaciones ya virtuales ya reales. La invención o reutilización de conceptos que nos dan seguridades y esperanzas, que aunadas a aplausos y noticias positivas nos endulzan el oído y me hacen pensar en los falsos profetas de Israel que auguraban al rey lo que el rey quería escuchar. 

Son aquellos palabras que siguen brotando de los hombres que presiden de Dios, palabras que han olvidado el fundamento de aquella práctica tan antigua como nueva. ! Si Dios quiere!. Estoy de acuerdo que diremos que siempre Dios quiere lo bueno, pues todo lo ha hecho bueno. Pero en la cotidianidad vemos que querer lo bueno no implica hacerlo. Yo quiero el bien para alguien pero si este alguien no quiere mi bien yo no lo puedo obligar a aceptar ese bien. Entonces por más bien que yo quiera hacer y pueda sino lo pido o no lo quiero aceptar esto no se puede realizar. 

He escuchado una expresión de las muchas de moda en las actuales circunstancias. Y es el de adaptarnos a la nueva normalidad. Expresión inventada o construida para decir algo como esto. Hay que seguir en la normalidad de lo nuevo pero siguiendo en la normalidad de lo viejo. Ella se la escuche al jefe de estado español. Que dicho sea de paso totalmente anticlerical. El mismo para quien jurar sobre la Biblia le parecía una tontería. El otro habla de reinventarnos como si la vida fuera un invento y no la providencia y voluntad de Dios creador en nuestro quehacer histórico. Recuerdo aquella expresión de la mujer con su azadón en la mano aporcando papa, ante la expresión del incrédulo que decía, este año parece que no va a llover, a lo cual la mujer le contesto, cuidado que las palabras tienen poder y Dios tiene oídos. 

Reinventarnos, comenzar a vivir la nueva normalidad, vivir en la elasticidad de lo presente, son ese tipos de expresiones que denotan la realidad del mundo que quiere seguir viviendo como si Dios no existiera. Me gusta como suena en latín esa frase. Etsi Deus non daretur. Pienso cuando veo esas nuestras realidades en la nunca mejor dicha expresión la normalidad de lo sagrado. Que es comparable con esas porcelanas de la abuela que están ahí en la casa por muchísimos años y que solo hacemos alusión o valoramos  cuando se ha roto. 

No volveremos a ser lo mismo, otra de tantas expresiones. De hecho si seguiremos siendo los mismos pero debería ser actuando diferente. Lo mismo fue la muerte de un hombre en la Cruz, práctica que se había vuelto habitual para Romanos y Judíos, era lo mismo, pero para nosotros dejó de ser lo mismo, pues nunca había Uno de esos había Resucitado. Mirar solo el cuadro, no el conjunto de las obras expuestas y la historia detrás del pintor es lo que nos deja simplemente en la emocionalidad del cuadro presente. 

Celebramos la hermosura de nuestra liturgia Pascual, hablamos del Resucitado, hablamos de su Resurrección gloriosa, pero seguimos en el devenir de los días sin consecuencias prácticas. El punto es que celebramos, proclamamos y hasta nos felicitamos pero nos parecemos aquel hombre que va cada año a la playa para quedarse encerrado en el hotel. Lo he conocido a ese hombre, cada año en tiempo de vacaciones se va a la playa y se queda encerrado en el hotel viendo televisión y dicho sea de paso pagando servicio al cuarto. Cuando llega a Bogotá otra vez, le preguntan estuviste en la playa ?, a lo cual responde por supuesto como cada año y los otros le dicen, pero no estas bronceado y el dice me quede como cada año en el cuarto. 

Ha habido un cambio en nosotros después de la Resurrección?, Las circunstancias nos han hecho reflexionar?. Pero cuáles son las consecuencias inmediatas para nosotros. 

Y no se trata de reinventarnos, o volver a la nueva normalidad, se trata de creer en el poder de Dios y vivir realmente como si el existiese y nuestra vida dependiese de su acción buena. El se hace presente en medio de nosotros y nos trae la Paz, su Paz que es toda bendición. La palabra hebrea para paz, shalom, שלום de la raíz (shalam) que denota “totalidad” o “completitud”. Su importancia, no se limita al ámbito político – a la ausencia de guerra y enemistad – o a lo social – a la ausencia de disputa y contienda.

En la Biblia, la palabra shalom es más comúnmente utilizada para referirse a un estado de experiencia, uno de bienestar, tranquilidad, prosperidad y seguridad, circunstancias intachable por cualquier tipo de defecto.

Shalom es una bendición, una manifestación de la gracia divina. Esto es, significa un estado de prosperidad, de armonía bendita, en varios niveles, físico, emocional y espiritual. 

Oh Dios danos tu paz, que te reconozcamos al partir el pan. Hazte presente en medio de nosotros y dinos. No tengas miedo les traigo la Paz.

Con Dios a golpe de sorpresas




Glosa de amanecer llanero. Por @lercumberre. — Steemit

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