¡¡Dame lo que me pides, y pídeme lo que quieras!!


"En el caso presente, os digo: no os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos, y os expondríais a luchar contra Dios".

Reflexionemos esta mañana sobre la ansiedad que genera en muchas personas el pensar que no se esta haciendo nada y se pensar que se puede hacer mucho más. En el capítulo 25 de Mateo encontramos el llamado que hace el Señor a realizar esas obras de misericordia y lo enfatiza con la fuerza al decir que todo lo que hagamos lo hacemos por él. Sin embargo los cristianos sabemos que eso va más allá de simplemente visitar, dar, vestir, etc, Estoy seguro que Jesús no nos lo pidió en sentido restringido. 

Usualmente pensamos que simplemente con una acción puntual en un momento puntual el precepto queda realizado y la salvación asegurada. Un acto en una situación coyuntural y soy salvo. No creo que sea así no mas. Las obras de misericordia son la actitud cristiana de aquel que se sabe guiado por Dios.

La continua sintonía que hay, entre el que es de Dios y la obediencia a sus deseos.  Que no es una acción puntual en el tiempo sino una continua relación que queda enmarcada en la totalidad de los actos y la totalidad del que lo realiza. A decir verdad, la dinámica del actuar de Dios, de su obra, no queda suscrita a realizar un acto generoso en el tiempo sino a la continua relación del que provee todo en el cada día y nos convierte en administradores. 

Cuando las obras son cosas de hombres quedan en el reconocimiento puntual del gracias, pero cuando son de Dios superan el tiempo y el espacio llegan al cielo y te conviertes en ese instrumento cuyas manos  y vida serán bendecidas a manos llenas con toda clase  de bienes para ti y los tuyos. 

He ahí la expresión de Jesús cuando nos dice que no solo de pan vive el hombre. Hay una tabla de las obras de misericordia que nos debería preocupar más en estas circunstancias y son las espirituales esas deberían ser nuestra prioridad en este tiempo de estar de puertas para adentro. 

Hay una ansiedad y hasta angustia de pensar que no estamos haciendo nada hacia afuera, que las noticias son tristes y que los niños mueren de hambre. Se mete en nosotros el deseo de ser dioses o Dios y salir a solucionar ese problema inmediatamente. He ahí un pecado de orgullo y soberbia. No intentes quitarle el trabajo a Dios, mejor ponte en las manos de Dios y discierne cual es la obra que el quiere para ti en este momento y si estas a sus pies escuchando la mejor parte él a su tiempo te pedirá lo que debes hacer. 

Una anécdota para ilustrar mi reflexión. En uno de los lugares donde he ejercido mi labor pastoral, tenía una persona muy generosa económicamente, abocada a ayudar, algunas veces hasta violenta sino no se le dejaba, bajo el discurso que tenemos que hacer y hacer, no descansaba de acudir a cuantos lugares había para conseguir alimentos, ropa y medicinas para llevar a los "pobres" y he subrayado lo de pobres por que ella hacia un énfasis, un salto glótico en la expresión pobres. Sin embargo en los interludios de sus carreras su queja siempre era su esposo y sus hijos que decía eran un obstáculo para su labor. Un día decidí ir a enfrentar a esos "obstáculos" de aquella "santa" mujer y desde ese día la dejé a ella con sus trabajos y me hice el mejor amigo de su esposo y sus hijos que orábamos, jugábamos, tomábamos café y dicho sea de paso iban a misa mientras que ella seguía pidiendo en la puerta de la Iglesia y nunca entraba. Para la "santa mujer" me convertí en un obstáculo y me sacó las últimas sílabas de obstáculo y me dejó con los demás personas, como las últimas sílabas. Sin embargo, los suyos, su familia los verdaderos pobres ellos son los ricos porque hicieron las pases con Dios y con el susodicho que alcahueteaba a la santa. Aún me siguen queriendo aunque para su santa esposa y madre yo sea un forúnculo en el...., tarea obra de misericordia espiritual soportar con paciencia los defectos ajenos y orar por los vivos y difuntos. 

Qué es realmente lo que debemos hacer?, volvernos hacia fuera o comenzar por las obras espirituales, guiados por el Espíritu, dóciles a él, esperando la oportunidad para salir al juego y realizar la jugada ganadora. Cuando él quiera, como él quiera, con quién él quiera y donde él quiera.

A Dios a golpe de sorpresas. 


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