«¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
Yo soy el Pan de vida, el que venga a mi no pasará hambre. Seguimos en esta cuarentena por la vida. Que puedo con toda certeza decir que es una cuarentena por la vida integral. He escuchado en las noticias una frase que se ha repetido mucho, pero que hoy recobró para mi un significado más profundo en la meditación de la mañana. Esta situación -decía el periodista- esta sacando lo mejor de nosotros pero también lo peor de nosotros.
Frase que si la miramos con cuidado tiene sus implicaciones a todo nivel. Esta frase yo la uniría a aquella de la Palabra de Dios. ! donde esta tu corazón esta tu tesoro!.
Veamos: Estamos todos en la misma situación, es un riesgo para todos, no obstante no nos importa el dolor ajeno. No nos importa el dolor del prójimo. Recordando el episodio del buen samaritano, pasamos de largo ante el que ha caído en el camino. Vemos obras extraordinarias de gente sencilla, que entienden que es el hambre, la enfermedad y la soledad las que debemos combatir. Y saca lo mejor de nosotros, por que tuve hambre y me diste de comer. Pero también lo peor de nosotros, una lata de atún por 20.000 mil pesos. Saca lo mejor de nosotros hombres sin trabajo que con esfuerzo van es su moto llevando mercados a aquellos más olvidaos y lo peor de nosotros contratos amañados y oportunistas para sacar la mejor tajada.
La discusión de hoy era por una situación puntual en el futbol, que ocupando a los periodistas por mas de una hora en medio de polémicas, sacando lo peor de cada uno que con anzuelos, hacer decir al otro lo que no ha dicho y que reafirme lo que yo quiero. Una discusión que dicho sea de paso invisibiliza el verdadero problema.
Y cuál sería el problema? El problema pasa cuando nuestras conversaciones buscan hacer circunloquios que nos desvían del camino, nos hacen tomar postura con la dictadura de la opinión y repito hacer invisibilizar la verdadera magnitud de la situación. La frase del libro del Génesis, dónde esta tu hermano.
He intitulado esta reflexión con la cita del Evangelio de hoy. «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?» La acción de Judas que se repite en el tiempo muestra el grado de maldad que puede llegar a ésta, aunque en los que en apariencia andan con los buenos. Entregar al inocente tiene un precio, se taza la entrega de un hombre. No nos importa las consecuencias de nuestros actos pues el corazón esta afeccionado por un pecado peor que el de Abel.
Estamos ante otra gran Pandemia más mortal y más cruel. Con millones de muertos. «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?». El valor de la persona queda estipulado por el mejor postor. Es un pecado y es de muerte. Hacemos fuertes pronunciamientos a las ideologías modernas que desviadas del sentido común se abanderan de generalidades y se postulan como únicas. Desviando la atención y aliados con los regímenes corruptos que bajo su sombrilla y con su beneplácito de ayuda instauran las situaciones de pecado social.
«¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?» Entregamos al inocente a ser pasto de los animales, a ser comidos y muertos en la primera linea del ataque y esperamos en la trinchera de nuestras seguridades lejos aparentemente del dolor. Estos días me preguntaba y por que no colocar a todos esa población vulnerable no en la periferia de nuestras ciudades sino más bien a los pies de los edificios y al lado de los condominios donde el gasto mensual del perro supera con creces el salario de uno de nuestros hermanos. Por qué no allí donde sobra la comida y hay posibilidad de que reciban ayuda?.
«¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?» No será que la información no ha sido la correcta y las campañas tan filántropicas deben comenzar en la mesa y en la puerta?. No en la cantidad de followers o tendencias. Debe comenzar en aquellos más cercanos.
Definitivamente nunca mejor dicho ‘Ex abundantia cordis os loquitur’ (de la abundancia del corazón habla la boca).
Con Dios a golpe de sorpresas.